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El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, autorizó este miércoles 15 operaciones de la CIA contra Venezuela y dijo que estaba considerando realizar ataques terrestres contra cárteles de droga del país caribeño. El anuncio provocó que, poco después, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, llamara a rechazar los «golpes de Estado de la CIA» y la «guerra en el Caribe».
Durante una conferencia de prensa en el Despacho Oval, Trump fue interrogado sobre un informe del New York Times que afirmaba que había aprobado en secreto que la CIA realizara acciones encubiertas en Venezuela contra Maduro. El presidente estadounidense se negó a comentar en detalle, pero afirmó: «Pero lo autoricé por dos razones, realmente», antes de acusar a Maduro de liderar un régimen «narcoterrorista» y de liberar prisioneros de las cárceles para enviarlos a los Estados Unidos.
Cuando se le preguntó si había dado a la CIA autoridad para «eliminar» a Maduro, Trump respondió: «Es ridículo hacerme esa pregunta. No es en verdad una pregunta ridícula, pero ¿no sería ridículo que yo la responda?».
El mandatario estadounidense agregó que estaba considerando realizar ataques terrestres contra cárteles de Venezuela, tras los golpes mortales contra presuntas embarcaciones de drogas. «Ciertamente estamos pensando ahora en la tierra, porque ya tenemos bien controlado el mar», declaró Trump.
Este contexto se enmarca en el despliegue de buques y aviones de guerra en el Caribe, frente a las aguas de Venezuela, que Washington inició en agosto para la lucha antinarcóticos. Hasta ahora, este operativo ha registrado al menos cinco ataques contra pequeñas embarcaciones de presuntos «narcoterroristas» con saldo de 27 muertos. El despliegue militar estadounidense comenzó pocos días después de que la justicia de EE. UU. aumentara a 50 millones de dólares la recompensa por información que conduzca a la captura de Maduro.
Poco después de las declaraciones de Trump, Maduro llamó a rechazar un eventual «golpe de Estado de la CIA». El presidente venezolano niega los señalamientos sobre sus presuntos nexos con el narcotráfico y afirma que son una excusa para justificar una incursión en el país, que enfrenta la «amenaza militar más letal y extravagante de la historia».
En un acto transmitido de forma obligatoria por radio y televisión, Maduro expresó sin mencionar explícitamente la información del New York Times: «No a la guerra en el Caribe, no a la guerra en Sudamérica, sí a la paz. No al cambio de régimen que nos recuerda tanto a las fallidas guerras eternas de Afganistán, Irán, Irak, Libia (…) No a los golpes de Estado dados por la CIA». Y añadió: «¿Hasta cuándo los golpes de Estado de la CIA? América Latina no los quiere, no los necesita y los repudia».
En reacción, el mandatario venezolano ordenó ejercicios militares en la zona de frontera con Colombia y también en Catia y Petare, las dos barriadas populares más grandes de Venezuela, ubicadas en Caracas. «Hoy amaneció con una lluvia fuerte, tormenta eléctrica en toda esta región de Caracas y Miranda y nada detuvo el ejercicio, allí salieron con máxima moral nuestros militares a defender la patria, nuestro pueblo», dijo Maduro.
La televisión estatal mostró imágenes de la movilización de vehículos blindados desde la madrugada en Petare. Además, el martes se realizaron ejercicios «en toda la fachada caribeña atlántica de Venezuela» y se prevén otras actividades militares en los estados Táchira, Apure y Amazonas.
Maduro dijo que la movilización busca «defender montañas, costas, escuelas, hospitales, fábricas, mercados» y comunidades «para seguir ganando la paz». Rodeado por miembros del alto mando militar, instruyó: «Hay que incrementar todas las tareas en los días que están transcurriendo y por venir, todas las tareas de preparación integral para la defensa, cada vez mayor despliegue y máxima preparación».
El ministro del Interior, Diosdado Cabello, señaló más temprano desde uno de los puntos de concentración en Caracas que los ataques de Estados Unidos «solo tienen como objetivo robarle a Venezuela sus inmensos recursos naturales», sosteniendo que los ejercicios de movilización son parte de una «ofensiva permanente» frente al «asedio» y la «agresión» de Estados Unidos.