¿Por qué el terraplanismo suma adeptos en pleno siglo XXI?

En una sociedad en la que la información parece estar al alcance de la mano, donde el conocimiento acumulado de la humanidad parece estar a solo un clic de distancia, una creencia que se creía relegada a los anales de la historia ha experimentado un desconcertante resurgimiento: la teoría de que la Tierra es plana. Este fenómeno, que desafía siglos de observación científica y exploración, no es simplemente una curiosidad pasajera, sino un síntoma complejo de la desconfianza en las instituciones y la polarización en el panorama digital.

La concepción de una Tierra plana dominió el pensamiento cosmogónico de diversas civilizaciones antiguas, cada una con sus propias interpretaciones sobre la estructura del cosmos. Sin embargo, ya en la Grecia clásica, filósofos perspicaces comenzaron a cuestionar esta visión. Figuras como Pitágoras, en el siglo VI a.C., sugirieron una forma esférica basándose en principios matemáticos y estéticos. Posteriormente, Aristóteles, en el siglo IV a.C., ofreció observaciones empíricas contundentes, como la forma en que los barcos desaparecen gradualmente bajo el horizonte o la sombra curva de la Tierra sobre la Luna durante un eclipse lunar, que respaldaban inequívocamente la idea de una esfera.

El avance del conocimiento astronómico y geográfico consolidó esta comprensión. Eratóstenes, en el siglo III a.C., realizó un cálculo notablemente preciso de la circunferencia de la Tierra utilizando geometría simple y la observación de las sombras proyectadas por el sol en diferentes latitudes. Para la Alta Edad Media, la noción de una Tierra esférica estaba bien establecida entre los estudiosos y las élites intelectuales, lejos del mito popularizado de que la gente creía que la Tierra era plana en esta época. La culminación de esta comprensión se materializó con la histórica circunnavegación de Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano a principios del siglo XVI, un viaje que proveyó la prueba empírica definitiva de que era posible dar la vuelta al mundo, confirmando su forma global.

Del 0lvido al resurgimiento en la modernidad

A pesar de la abrumadora evidencia, la idea de la Tierra plana experimentó un peculiar resurgimiento en el siglo XIX. Samuel Rowbotham, un inventor y escritor inglés, fue una figura clave en este renacimiento con la publicación de su libro «Astronomía Zetética: La Tierra No es un Globo». Rowbotham promovió una serie de experimentos, como el famoso experimento del Canal de Bedford, que él interpretaba como pruebas de la planitud de la Tierra. Sin embargo, estos experimentos fueron refutados sistemáticamente por científicos y observadores que demostraron cómo las leyes de la perspectiva y la refracción atmosférica, combinadas con la curvatura de la Tierra, explicaban los resultados observados.

Aun con las refutaciones, las ideas de Rowbotham sentaron las bases para la formación de sociedades dedicadas a promover la teoría de la Tierra plana. Aunque marginales durante gran parte del siglo XX, estas agrupaciones encontraron un fértil terreno para su expansión en el siglo XXI con el advenimiento de Internet y, en particular, plataformas de video como YouTube. La capacidad de estos medios para viralizar contenido, sin pasar por los filtros editoriales de los medios tradicionales o la revisión por pares de la comunidad científica, permitió que las teorías de la conspiración, incluida la de la Tierra plana, alcanzaran audiencias globales.

Los defensores contemporáneos de la Tierra plana son un grupo heterogéneo con motivaciones diversas. Algunos basan su creencia en interpretaciones literales de textos religiosos, argumentando que ciertas escrituras describen una cosmología geocéntrica y una Tierra inmóvil y plana. Otros son impulsados por una profunda desconfianza hacia los gobiernos, las agencias espaciales como la NASA, los científicos y los medios de comunicación tradicionales, percibiendo la narrativa de la Tierra esférica como una vasta conspiración global para engañar a la población. Para muchos, unirse a la comunidad de Tierra plana ofrece un sentido de pertenencia y camaradería, una identidad colectiva en oposición a lo que perciben como el «establishment».

Ciencia, percepción y la desconfianza

La persistencia de la creencia en la Tierra plana en la era de la tecnología espacial y las imágenes satelitales plantear interrogantes importantes sobre cómo procesamos la información y construimos nuestro entendimiento del mundo. Mientras que el pensamiento crítico es fundamental para cuestionar dogmas y evitar la aceptación pasiva de la información, el movimiento de la Tierra plana a menudo descarta metodologías científicas rigurosas en favor de la interpretación literal de la percepción sensorial inmediata. Argumentan que si la Tierra fuera esférica, el agua no permanecería plana o que la curvatura debería ser visible a simple vista desde cualquier altitud moderada, ignorando las escalas colosales involucradas y los principios de la física.

Las teorías científicas, a diferencia de las creencias basadas únicamente en la observación directa limitada, se construyen sobre marcos lógicos y matemáticos que explican una amplia gama de fenómenos, muchos de los cuales no son directamente observables en la vida cotidiana. La física newtoniana y la relatividad einsteiniana, por ejemplo, describen el universo a escalas y velocidades que escapan a nuestra experiencia sensorial directa, pero sus predicciones son confirmadas una y otra vez a través de experimentos controlados y observaciones sofisticadas. La forma de la Tierra esférica encaja de manera coherente dentro de este vasto edificio de conocimiento científico, validado por innumerables pruebas a lo largo de los siglos.

En última instancia, el resurgimiento de la teoría de la Tierra plana parece ser menos sobre la forma física de nuestro planeta y más sobre la erosión de la confianza en las fuentes tradicionales de conocimiento y la búsqueda de narrativas alternativas en un mundo complejo y a menudo incierto. Si bien la duda razonable y la curiosidad intelectual son motores del progreso, la adhesión a creencias refutadas por una montaña de evidencia validada subraya los desafíos que enfrentamos para distinguir la información fiable en el ecosistema mediático actual.

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Nicolás Verdejo
Nicolás Verdejo

Periodista. Director de Under Express.