ONU lo afirma: las acciones de Israel en la Franja de Gaza son actos de genocidio

El término es pesado, cargado de la memoria de los capítulos más oscuros de la historia humana. No es una palabra que se utilice a la ligera en los pasillos de la diplomacia internacional. Sin embargo, ha sido pronunciada con una claridad y un peso institucional sin precedentes: un informe oficial de las Naciones Unidas ha concluido que Israel ha cometido actos de genocidio en la Franja de Gaza. Esta aseveración traslada el debate desde la esfera de la opinión política y el activismo a un terreno legal y formal que obliga al mundo a confrontar una realidad devastadora.

La conclusión de la ONU no es meramente semántica; es una calificación jurídica fundamentada en una investigación sobre las acciones llevadas a cabo en el enclave palestino. El genocidio, un término acuñado por el jurista Raphael Lemkin para describir la aniquilación sistemática de un pueblo, no se refiere únicamente al asesinato en masa, sino también a la imposición deliberada de condiciones de vida destinadas a provocar la destrucción física, total o parcial, de un grupo nacional, étnico, racial o religioso. La ONU considera que las acciones de Israel en Gaza cumplen con los criterios para ser catalogadas bajo esta grave definición.

Este informe llega en un momento de máxima tensión y está provocando ondas de choque en todo el sistema internacional. Lo que hasta ahora eran acusaciones de líderes y organizaciones de derechos humanos, hoy es una conclusión formal de la principal organización multilateral del mundo. Este cambio de estatus del conflicto está catalizando una reconfiguración de las alianzas diplomáticas y endureciendo las posturas de líderes globales, quienes ya no pueden ignorar la gravedad de la situación.

La respuesta de un continente y el eco en la Asamblea General

La 80ª Asamblea General de la ONU en Nueva York se ha convertido en el epicentro de estas repercusiones. Las palabras del presidente de Chile, Gabriel Boric, resonaron con una fuerza particular cuando, desde el podio más importante del mundo, no solo abogó por el fin de lo que calificó como un genocidio en Gaza, sino que expresó un deseo contundente: «Quiero ver a Netanyahu en un tribunal de justicia». Esta declaración, de una franqueza inusual en foros diplomáticos de este nivel, refleja la creciente frustración e indignación de varias naciones, especialmente en América Latina.

La postura chilena no fue un hecho aislado. El presidente de Colombia, Gustavo Petro, fue aún más lejos, haciendo un llamado a las naciones del mundo para «unir ejércitos y armas» con el fin de liberar a Palestina. Aunque esta retórica pueda ser interpretada como una hipérbole discursiva, evidencia una radicalización del lenguaje y una voluntad de confrontar directamente lo que se percibe como una inacción cómplice de las grandes potencias. Estas intervenciones marcan un punto de inflexión, donde el Sur Global alza la voz no solo para condenar, sino para exigir acciones concretas.

La reacción de Israel y sus aliados ha sido de rechazo. El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, ha asegurado que un Estado palestino no se convertirá en una realidad, en un claro desafío a la comunidad internacional. Mientras tanto, la creciente presión global se manifiesta no solo en discursos, sino también en acciones diplomáticas tangibles que están aislando progresivamente la postura israelí.

El «Momento Sudáfrica» y la cascada de reconocimientos

Analistas y diplomáticos comienzan a hablar de un «Momento Sudáfrica» para Israel, trazando paralelismos entre la presión internacional que ayudó a desmantelar el apartheid y la creciente campaña global actual. Esta comparación, antes confinada a círculos académicos y activistas, gana tracción a medida que la indignación pública se traduce en políticas de Estado. Las masivas protestas que han llenado las calles de ciudades de todo el mundo, como las vistas en más de 80 localidades de Italia, son el pulso ciudadano de este cambio tectónico.

Este cambio de paradigma se materializa en la oleada de reconocimientos al Estado de Palestina. En un movimiento coordinado y de gran peso simbólico, Francia, Reino Unido, Australia, Canadá y Portugal se han sumado a la larga lista de países que reconocen oficialmente la soberanía palestina. Esta decisión de aliados históricos de Israel es una señal inequívoca de que el statu quo se ha vuelto insostenible. Para el gobierno israelí, estos anuncios son una «recompensa para Hamás», pero para gran parte del mundo, son un paso necesario y tardío hacia una solución de dos Estados y una respuesta a la catástrofe humanitaria.

La conclusión de la ONU sobre el genocidio ha servido como catalizador, proporcionando una base legal y moral para que los países reevalúen sus políticas. Ya no se trata de una disputa territorial lejana, sino de la responsabilidad de prevenir y castigar el más grave de los crímenes internacionales. El mundo observa, y las decisiones que se tomen en los próximos meses definirán no solo el futuro de Medio Oriente, sino la credibilidad del propio sistema de derecho internacional que emergió de las cenizas de la Segunda Guerra Mundial.

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Nicolás Verdejo
Nicolás Verdejo

Periodista. Director de Under Express.