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Una marea de personas vestidas de rojo llenó las calles de Ámsterdam este domingo 5 para exigir al Gobierno neerlandés «medidas concretas para detener el genocidio israelí y la ocupación de Palestina».
Los organizadores de la manifestación de la «línea roja» (Rode lijn), que incluyó la participación de grupos judíos, indicaron que cerca de 250.000 personas desfilaron durante varias horas por la capital de Países Bajos.
En un comunicado, las organizaciones manifestaron su postura: «Mientras nuestro Gobierno siga negándose a tomar medidas concretas para detener el genocidio israelí y la ocupación de Palestina, saldremos a la calle en masa», y denunciaron que «Países Bajos sigue apoyando incondicionalmente a Israel, a pesar de las violaciones del derecho internacional y de las más de 65.000 muertes en Gaza«.
Asociaciones como Oxfam y Amnistía Internacional pidieron a los responsables políticos «demostrar su determinación y utilizar todos los medios económicos y diplomáticos a su alcance para aumentar la presión sobre Israel». Según medios locales, a la protesta también asistieron miembros de varios partidos políticos, incluyendo el Partido Laborista, los verdes y el Partido por los Animales.
El primer ministro neerlandés, Dick Schoof, respondió a la protesta a través de un mensaje en redes sociales. Schoof declaró comprender «la ira, la preocupación y la sensación de impotencia» de los manifestantes, y agregó que su Gobierno «ha abogado enérgicamente por un cambio de rumbo por parte del Gobierno de (Benjamin) Netanyahu y ha aumentado gradualmente la presión para lograrlo».
Además, el primer ministro se mostró «esperanzado» por el llamado plan de paz del expresidente estadounidense Donald Trump. Aseguró que el Gobierno «evalúa constantemente cómo pueden actuar de la manera más eficaz posible, solos o junto con socios internacionales, tanto en público como entre bastidores».
La protesta masiva se suma a una acción previa en el ámbito cultural. El viernes 3 de octubre, más de 300 instituciones culturales y más de 870 artistas de Países Bajos y Bélgica declararon un «boicot cultural» a Israel en protesta por lo que califican como un «genocidio» contra los palestinos en Gaza y la ocupación prolongada de Cisjordania.