Los Gigantes: Rayén García y la expansión de su universo folk

Existen obras que, más allá de la mera audición, demandan ser habitadas. El debut discográfico de larga duración de la cantautora chilena Rayén García, titulado Los Gigantes, no es solo un conjunto de nueve piezas musicales; es un mapa sensorial, un territorio acústico minuciosamente construido donde el sonido se disuelve en narración, y las emociones se presentan como protagonistas de micro-fábulas. Publicado el pasado 14 de noviembre, este LP emerge en la escena nacional como una propuesta que exige un reposicionamiento de la escucha en la era de la distracción.

García, oriunda de Concepción, no se limita a componer canciones: diseña ecosistemas líricos donde la voz, los símbolos y la instrumentación clásica se conjugan para traducir estados interiores complejos. El álbum se alinea con las corrientes del folk contemporáneo, pero introduce elementos de música de cámara y poesía narrativa, creando una arquitectura sonora que escapa a las etiquetas convencionales, buscando la profundidad que la línea editorial de Under Express siempre ha priorizado.

La estrategia detrás del álbum fue deliberada y conceptual. Como se reportó en medios especializados, incluido Radio Hoy, Los Gigantes fue precedido por el EP Cuentacuentos, concebido como un «prólogo emocional» y un «entrenamiento» para el oyente. La propia artista ha señalado que, en un contexto actual de atención fragmentada, era complejo presentar una obra tan densa de inmediato. Por ello, el LP funciona como el concepto completo, la pieza que finalmente sella y expande aquel primer universo lírico con cuatro obras inéditas y fundamentales: “Preludio” —un manifiesto desprovisto de música—, el tema homónimo “Los Gigantes”, “El zorro y el camino” y la conclusiva “El árbol y el ruiseñor”.

Arquitectura sonora del relato íntimo

La transición de Cuentacuentos a Los Gigantes es un ejercicio de madurez. Si el EP fue la invitación, el LP es el umbral que se cruza hacia un paisaje onírico donde se valida la premisa de García: que la intimidad emocional puede ser contada, casi ritualizada, como un cuento. Cada tema opera como un capítulo donde la instrumentación se eleva de acompañamiento a personaje activo en la trama. Es en esta interdependencia entre lo lírico y lo orquestal donde reside el valor de la propuesta.

Desde el primer pulso, la cantautora nos sumerge en una reflexión sobre las preguntas universales del ser. La canción que da título al álbum, “Los Gigantes”, aborda la empatía no como una acción estridente, sino como una enormidad silenciosa que opera desde la observación distante. Es la manifestación de una conciencia ampliada, resonando con el compromiso social que define a este medio.

El diálogo instrumental es particularmente lúcido en piezas como “El zorro y el camino”. Aquí, la flauta travesera no solo suena, sino que encarna el pensamiento ágil del zorro, mientras que la viola —ejecutada, al igual que en muchas secciones, por un cuarteto— representa el pulso lento y constante del caracol. Este contraste sonoro subraya la idea de que, en cualquier travesía, la experiencia del movimiento es tan relevante como la meta misma, un concepto que resuena con la filosofía oriental y el pensamiento crítico.

Mapa emocional de las fábulas musicales

La cartografía emocional del álbum se vuelve profunda al abordar temas sensibles desde la ternura. Un ejemplo conmovedor es “La torre de sal”, donde la memoria fragmentada a causa del Alzheimer encuentra en el lenguaje poético un refugio posible. Es un testimonio de cómo el arte puede construir un espacio de contención para lo que la lógica clínica desintegra. Asimismo, en “Patio de luz”, García utiliza la metáfora del jardín interior para abordar la salud mental, entendiendo que la mente es un espacio que solo fructifica bajo el cuidado consciente.

El equipo de producción de Concepción, la cuna del proyecto, logró traducir esta complejidad conceptual en un sonido pulcro y orgánico. Grabado en estudios clave de la ciudad como La Madre, Amanecer y Araucaria, el disco cuenta con la experticia de Williams Martínez en la producción y mezcla, y la masterización de Francisco Holzmann, un nombre relevante en la ingeniería sonora chilena.

Esta meticulosidad técnica subraya la relevancia de la escena penquista. Rayén García es parte de un movimiento que, desde el Biobío, está redefiniendo los límites entre la música docta y la popular. Este auge se evidencia con la creación de instancias como el Festival Internacional de Música de Cámara de Concepción (FimcCo), un evento que, como ha reportado Revista Nos y Radio UdeC, busca instalar a la ciudad como un «nuevo epicentro de la música de cámara» a nivel internacional, apostando por formatos innovadores y envolventes que reflejan la misma vocación de experimentación que se percibe en Los Gigantes.

Concepción: cuna de una nueva escuela musical

El ensamble instrumental de Los Gigantes —que incluye viola, flautas traversas, contrabajo, percusiones, guitarras y corno— no solo es rico en matices, sino que es fundamental para la respiración de los relatos. Los arreglos, desarrollados por Pablo Lara, Fernando Raín y Fernando Poveda, demuestran un conocimiento profundo de la orquestación, permitiendo que cada historia cobre su propia sonoridad distintiva, lejos de la homogeneidad del pop radial.

La elección de estos instrumentos y colaboradores penquistas refuerza la identidad local de la obra, mientras su visión trasciende lo geográfico, apuntando a lo universal. En un momento de la industria donde la inmediatez y el streaming dominan, este LP es un acto de resistencia cultural, un llamado a la pausa y a la introspección.

La conexión emocional que busca García es el motor del álbum. «Creo que el lenguaje común que nos une está en la forma de contar lo que vivimos. Todos hemos amado, todos hemos llorado, todos hemos despedido a alguien», comentó la cantautora, quien así resumió el espíritu de su obra.

La urgencia de compartir la intimidad

Los Gigantes es un álbum que nos devuelve la posibilidad de habitar nuestras emociones desde la belleza, la memoria y la imaginación. No es solo un disco; es un compendio de micro-fábulas que nos invitan a encontrar sentido en la experiencia ajena para iluminar la propia.

El viaje de la obra culminará en una serie de presentaciones en vivo, que prometen replicar esa atmósfera inmersiva. El hito inaugural será el próximo sábado 29 de noviembre a las 19:00 horas en el Bar Galería Aura.

Posteriormente, Rayén García iniciará una gira inicial que la llevará a la capital y la costa central: 11 de diciembre en Casa en el Aire, Santiago; 12 de diciembre en Pasaje Café, Viña del Mar; y 19 de diciembre en La Pulpería Atacama, San Pedro de Atacama. Estas fechas son solo el inicio de un recorrido que busca llevar la particular poética de Los Gigantes a los diversos rincones del territorio chileno, consolidando la apuesta por una música que se escucha con la piel y la imaginación.

Pablo Ortiz
Pablo Ortiz

Periodista cultural. Cafeinómano y a veces esclavo del FOMO.