Las tarifas de agua potable en el mundo se están estabilizando, según estudio

El panorama de las tarifas de agua a nivel global ha experimentado un cambio significativo, poniendo fin a la racha de aumentos sin precedentes que caracterizó los años inmediatamente posteriores a la pandemia. Un reciente informe de la consultora Global Water Intelligence (GWI) reveló que, entre 2024 y 2025, el crecimiento promedio de las tarifas mundiales se estabilizó en un 6,2 %. Este porcentaje, aunque notable, marca un respiro en comparación con las cifras récord impulsadas por la alta inflación. Lo más relevante es la mutación en el motor de estos incrementos, que se desplaza de la mera recuperación de costos operativos a la necesidad de financiar inversiones a largo plazo en infraestructuras vitales.

Curiosamente, esta nueva etapa de ajustes tarifarios tiene a Europa como su principal estandarte. El continente se encuentra a la vanguardia, impulsado por una renovada urgencia legislativa y un ambicioso plan de inversiones destinado a asegurar la resiliencia de su suministro hídrico frente a los embates del cambio climático. Para aquellos interesados en los detalles de esta modulación tarifaria tras la crisis inflacionaria, pueden consultar el informe completo en este comunicado de prensa. Este esfuerzo europeo refleja una comprensión más profunda de que el costo del agua debe reflejar su valor real y la inversión necesaria para su disponibilidad futura.

La justificación de estas alzas en el Viejo Continente es sólida y se apoya en ambiciosos planes comunitarios. La Comisión Europea ha lanzado, por ejemplo, la Estrategia Europea de la Resiliencia del Agua, una hoja de ruta fundamental que busca mejorar la eficiencia hídrica en al menos un 10 % para 2030, según se detalla en documentos de la propia Comisión. Esta estrategia, enfocada en la restauración del ciclo hidrológico y la modernización de infraestructuras, está respaldada por un compromiso financiero robusto. El Banco Europeo de Inversiones (BEI) ha señalado la puesta en marcha de un nuevo «Programa para el Agua» con más de 15.000 millones de euros de financiación destinados al sector para el período 2025-2027, lo que subraya la naturaleza de estas subidas tarifarias: son cuotas de seguro climático y de modernización.

El desafío de la inversión global asimétrica

A pesar de que Europa lidera la tendencia de incrementos justificados por la inversión, el informe de GWI destaca dos casos atípicos que distorsionan la media global y dominan la lista de los diez mayores aumentos de 2025: Turquía y Kazajistán. Estos dos países, por sí solos, acaparan siete de los diez primeros puestos en cuanto a alzas tarifarias, lo que sugiere una dinámica interna particular, probablemente relacionada con la eliminación de subsidios o la necesidad de grandes proyectos de infraestructura.

Sin embargo, si se excluyen estos dos focos de crecimiento extraordinario, el panorama en Asia y Oriente Medio muestra una tendencia mucho más moderada. En estas regiones, el crecimiento de los aranceles hídricos es notablemente lento, manteniendo las tarifas entre las más bajas a escala mundial. Esta lentitud en el ajuste tarifario, aunque inicialmente favorable para los consumidores, plantea serias interrogantes sobre la capacidad de estos países para invertir en la modernización de redes, el tratamiento de aguas y la adaptación climática a largo plazo, comprometiendo la sostenibilidad del recurso en un futuro cercano.

Mientras tanto, en América Latina y el Caribe, donde GWI analizó 93 ciudades de 40 países y territorios, la situación ha sido sorprendentemente mesurada este año. Por primera vez en la historia reciente, los aumentos promedio en la región se alinean con los observados en América del Norte, un hecho que sugiere una pausa tras la fuerte volatilidad de los años anteriores. La GWI apunta a que la subida masiva de precios del año pasado en Argentina parece haber sido un evento aislado y no el inicio de una tendencia regional sostenida. No obstante, la próxima privatización de AySA, la empresa de servicios públicos de Buenos Aires, mantiene en vilo al mercado, ya que podría desencadenar nuevos e importantes ajustes tarifarios para asegurar la rentabilidad y las inversiones privadas.

La resiliencia en América del Norte y el contexto de escasez

En lo que respecta a América del Norte, el crecimiento de las tarifas de agua se mantiene estable y predecible. La estabilidad está frecuentemente fundamentada en la implementación o el incremento de los cargos por aguas pluviales en numerosas ciudades. Esta medida financiera es crucial para afrontar la creciente incidencia y gravedad de los fenómenos climáticos extremos, como lluvias torrenciales e inundaciones, lo que obliga a las administraciones locales a invertir en sistemas de drenaje y gestión de escorrentías más robustos y adaptados al nuevo clima.

El contexto en el que se dan estos ajustes, ya sea por inversión o por inflación, es crítico si se atiende al desafío global del recurso. Según el Informe Mundial sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos 2025 de las Naciones Unidas, cerca de 4.000 millones de personas, la mitad de la población mundial, experimentan escasez grave de agua durante al menos una parte del año. Además, el avance hacia el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 6, que busca garantizar la disponibilidad y la gestión sostenible del agua y el saneamiento para todos, está «gravemente estancado», con 2.200 millones de personas sin acceso a agua potable gestionada de manera segura. Esta realidad global subraya que los aumentos de tarifas en regiones como Europa no son solo una reacción económica, sino una inversión fundamental en la seguridad y la salud pública, una lección que los países con tarifas artificialmente bajas podrían tener que aprender pronto.

Proyecciones para el mundo en materia hídrica

El patrón global que emerge de la encuesta de GWI para 2025 es claro: la era de los aumentos tarifarios impulsados únicamente por la inflación parece haber concluido. En su lugar, el mercado hídrico mundial se reorienta hacia un modelo donde los precios crecientes son un indicador directo de la intención de invertir en infraestructura para la adaptación climática y la resiliencia a largo plazo. Europa lidera este esfuerzo, estableciendo un nuevo estándar en la gestión de los costos hídricos.

El principal desafío para los responsables políticos en otras regiones del mundo, especialmente en aquellas donde los precios siguen siendo artificialmente bajos, será lograr el equilibrio entre la asequibilidad para el consumidor y la necesidad imperiosa de movilizar capital para modernizar y proteger el recurso hídrico, una tarea que es cada vez más urgente en un planeta afectado por el cambio climático.

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Nicolás Verdejo
Nicolás Verdejo

Periodista. Director de Under Express.