La Luna se sumerge en la sombra: el eclipse penumbral más profundo en años

En la madrugada del lunes 25 de marzo, los amantes de la astronomía fueron testigos de un espectáculo celestial poco común: un eclipse penumbral de Luna que sumergió al 95,57% de nuestro satélite en la sombra de la Tierra. Este fenómeno, también conocido como «Luna de Sangre» debido al tono rojizo que adquiere la Luna, fue el eclipse penumbral más profundo desde mayo de 2023 y el más notable para América desde febrero de 2017.

Un juego de luces y sombras en el cielo

Los eclipses lunares ocurren cuando la Tierra se interpone entre el Sol y la Luna, proyectando su sombra sobre la superficie lunar. En un eclipse penumbral, la Luna atraviesa la zona más tenue de la sombra terrestre, la penumbra, lo que provoca un sutil oscurecimiento de su brillo. A diferencia de los eclipses totales o parciales, donde la sombra es más definida, los eclipses penumbrales pueden pasar desapercibidos para el ojo inexperto.

Sin embargo, el eclipse del 25 de marzo fue excepcionalmente profundo. Con casi la totalidad del disco lunar inmerso en la penumbra, el oscurecimiento fue claramente visible, especialmente en el pico del eclipse a las 07:12 UTC. Además, la Luna adquirió un tono rojizo característico, resultado de la refracción de la luz solar en la atmósfera terrestre. Este efecto es similar al que tiñe de rojo el cielo durante los atardeceres.

Un espectáculo visible desde medio mundo

El eclipse fue completamente visible desde gran parte del continente americano, ofreciendo a millones de personas la oportunidad de presenciar este evento astronómico. Los observadores en Australia y el este de Asia pudieron ver la Luna eclipsada ascendiendo en el cielo, mientras que en las regiones occidentales de África y Europa, el fenómeno coincidió con la puesta de la Luna.

Esta amplia visibilidad se debe a la duración del eclipse penumbral, que se extendió por 4 horas, 39 minutos y 9 segundos. La sombra de la Tierra comenzó a cubrir la Luna a las 04:53 UTC, alcanzó su máximo a las 07:12 UTC y se retiró completamente a las 09:32 UTC.

Un eslabón en la cadena de eclipses

El eclipse penumbral de marzo es parte de una serie de eclipses lunares y solares que se producen en pares cada medio año. Dos semanas antes, el 8 de abril, se produjo un eclipse solar total visible desde partes de México, Estados Unidos y Canadá. Luego, el 18 de septiembre, habrá un eclipse lunar parcial, seguido de un eclipse solar anular el 2 de octubre.

Estos eclipses están conectados por ciclos de diferentes duraciones, como el ciclo de Saros, que agrupa eclipses separados por 18 años, 11 días y 8 horas. El eclipse penumbral del 25 de marzo pertenece al Saros 113, siendo el número 64 de 71 eclipses en esta serie.

Una oportunidad para maravillarse y aprender

Más allá de su belleza visual, los eclipses lunares son una invitación a reflexionar sobre la mecánica celeste y nuestra posición en el cosmos. Son un recordatorio de la danza perpetua de la Tierra, la Luna y el Sol, cuerpos unidos por la gravedad en una coreografía precisa y predecible.

Para los astrónomos, cada eclipse es una oportunidad para estudiar la Luna y refinar nuestros modelos del Sistema Solar. Para el público en general, son una ocasión para conectar con la maravilla del universo y compartir la emoción de presenciar un evento astronómico significativo.

En una era donde la contaminación lumínica amenaza con ocultar la belleza del cielo nocturno, los eclipses nos recuerdan la importancia de preservar la oscuridad natural y de fomentar la curiosidad por la astronomía. Que el eclipse penumbral del 25 de marzo nos inspire a seguir alzando la mirada hacia el cielo, buscando comprender y apreciar los misterios del cosmos que nos rodea.

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Nicolás Verdejo
Nicolás Verdejo

Periodista. Director de Under Express.