La crónica negra de 2025: 67 periodistas asesinados con Gaza y México en el epicentro

El 2025 quedará marcado como un sombrío recordatorio del costo de la verdad. Un total de 67 profesionales de los medios de comunicación han sido asesinados alrededor del mundo, una cifra que, aunque levemente superior al año anterior, consolida una tendencia aterradora: el periodismo se ha convertido en una profesión de alto riesgo, con casi el 80% de estas muertes directamente atribuibles a conflictos armados o a la implacable maquinaria del crimen organizado transnacional.

El informe anual de Reporteros sin Fronteras (RSF), publicado este martes 9 de diciembre de 2025, pone en perspectiva la gravedad del panorama. Si bien los 67 decesos están muy lejos del máximo histórico de 142 registrado en 2012, la naturaleza de los asesinatos de este ciclo revela una focalización intencionada. De las 67 víctimas (64 hombres y 3 mujeres) reportadas en veintidós países, 53 cayeron mientras ejercían su labor bajo el fuego cruzado de una guerra o la bala dirigida del narcotráfico.

Esta devastadora estadística subraya la hipocresía global ante la seguridad de quienes informan. La Franja de Gaza se alza como el punto más letal del planeta, seguida de cerca por México, epicentros que, si bien son geográficamente distantes, comparten el macabro honor de ser territorios donde la vida de un periodista vale menos que el silencio.

Gaza: la cifra inasumible de un conflicto sin límites

El escenario en Gaza es de proporciones catastróficas. Casi la mitad de los asesinatos globales de 2025, es decir, 29, se concentraron en este estrecho territorio palestino. RSF no vacila en señalar a las Fuerzas Armadas israelíes como las responsables de estas muertes en el ejercicio profesional, catalogándolas como «el peor enemigo de los periodistas» en el último año.

Esta cifra de 29 víctimas en 2025 es solo la punta del iceberg de una campaña de terror informativa que comenzó mucho antes. La organización estima que cerca de 220 comunicadores han sido asesinados en la Franja desde el ataque de Hamás a Israel el 7 de octubre de 2023. La magnitud de esta pérdida no solo dificulta la cobertura del conflicto, sino que representa un daño irreparable al registro histórico de los hechos.

En sintonía con estas cifras, el Comité para la Protección de Periodistas (CPJ), con sede en Nueva York, ha alertado consistentemente sobre la escalada en el uso de fuerza letal en conflictos asimétricos, donde la línea entre combatientes y civiles se difumina y los reporteros se convierten en blanco directo. El CPJ recalca que la gran mayoría de los casos de periodistas asesinados en zonas de conflicto por fuerzas estatales nunca resultan en condenas, lo que perpetúa un ciclo de impunidad que las instituciones internacionales han sido incapaces de romper.

La sombra del crimen organizado en América Latina

Cruzando el Atlántico, la realidad en América Latina y el Caribe tampoco ofrece consuelo. La región acumuló el 26% de los periodistas asesinados en el mundo, totalizando 18 decesos. México, con nueve periodistas asesinados en 2025, se ubica como el segundo país más peligroso, experimentando su año más mortífero en al menos un trienio.

El responsable directo de esta violencia es el crimen organizado, que ha extendido sus tentáculos más allá de las fronteras mexicanas, generando lo que RSF ha denominado una «mexicanización» de la violencia en la región. El informe de la organización de defensa de la libertad de prensa sitúa al Cártel de Jalisco Nueva Generación, junto al presidente ruso Vladímir Putin y las Fuerzas Armadas israelíes, entre los mayores depredadores de la libertad de prensa.

La Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), que monitorea activamente la situación en el continente, ha calificado el fenómeno como una «plaga regional», señalando que la falta de resultados y la impunidad en casos como los de Raúl Irán Villarreal Belmont y José Carlos González Herrera en México, solo invitan a más crímenes. La SIP critica la «promesa fallida» de protección asumida por la presidenta Claudia Sheinbaum, cuya administración no ha logrado contener la alarmante escalada de ataques contra la prensa independiente.

De Ucrania a El Salvador: un mundo hostil al reportero

El terror no se confina a los dos principales focos rojos. En Ucrania, el Ejército ruso continúa su estrategia de ataques deliberados, cobrando la vida de tres periodistas, a menudo mediante el uso de drones. Además, RSF apunta a Sudán como un país que rápidamente se perfila como una zona de guerra particularmente mortífera para el ejercicio de la profesión.

Este mapa de violencia se complementa con la persecución política y la represión en distintos rincones del globo. Los reporteros no solo enfrentan la amenaza de la muerte, sino también la de la detención arbitraria.

Al 1 de diciembre de 2025, la cifra de periodistas encarcelados se elevaba a 503 en 47 países. China (121) y Rusia (48) encabezan la lista de detenciones. Rusia, en un claro acto de represalia, mantiene a 26 periodistas ucranianos en prisión, mientras que Israel mantiene detenidos a 20 profesionales palestinos, según el reporte.

La amenaza invisible: secuestro, desaparición y exilio

Más allá de los muros de la prisión, la amenaza toma la forma de secuestro y desaparición. Un total de 20 periodistas permanecen secuestrados, la mayoría de ellos en Yemen, Siria y Mali. Yemen experimentó un aumento alarmante en 2025, con siete reporteros secuestrados por los rebeldes hutíes en el último año, sumando nueve en total.

La desaparición de comunicadores es una herida abierta que se niega a cerrar, con 135 casos activos, algunos de ellos con más de tres décadas sin respuesta. Siria (37), México (28) e Irak (12) lideran esta estadística, donde América Latina y el Caribe aportan 40 de estos casos.

Finalmente, la presión represiva obliga a muchos a abandonar sus países, un fenómeno que UNESCO vigila como una clara señal de deterioro democrático. Ecuador, por ejemplo, registró al menos 55 periodistas atacados desde septiembre, durante las protestas contra el aumento del diésel. El ataque que hirió gravemente al productor Edison Muenala es un símbolo del riesgo que corre la prensa al cubrir manifestaciones sociales. En El Salvador, el presidente Nayib Bukele ha sido señalado por RSF de «hundir a la prensa» con una «ola de represión», obligando al exilio a al menos quince periodistas salvadoreños que hoy reciben ayuda de urgencia. La verdad, en 2025, no solo se paga con la vida, sino también con el destierro y el silencio forzado.

Pablo Ortiz
Pablo Ortiz

Periodista cultural. Cafeinómano y a veces esclavo del FOMO.