Jeannette Jara necesitaría el 70% de los votos en disputa para ganar el balotaje

La primera vuelta de las elecciones presidenciales chilenas, con la mira puesta en el balotaje del 14 de diciembre, ha dejado un mapa político tan estrecho como complejo. Si bien la candidata oficialista, Jeannette Jara, logró el primer puesto con un 26,8% de las preferencias, el margen sobre su contendiente, el republicano José Antonio Kast, que alcanzó un 23,93%, fue notablemente menor al esperado. Este ajustado resultado, sumado a la contundente votación del bloque de derechas, establece un camino de alta montaña para Jara.

El análisis de la plataforma DecideChile, desarrollado por la firma de inteligencia artificial Unholster, arroja una conclusión lapidaria: la ruta de Jara hacia el Palacio de La Moneda parece «cuesta arriba». Para tener una posibilidad real de triunfo, la candidata necesitaría lograr una hazaña electoral sin precedentes, capturando un porcentaje abrumador de los votantes de las candidaturas que quedaron fuera de carrera.

Este escenario no es una mera proyección, sino la consecuencia directa de una aritmética electoral histórica. Al agregar la votación de la derecha tradicional (Evelyn Matthei) y la libertaria (Johannes Kaiser), el sector logra amasar un 50,3% de los sufragios de primera vuelta. Esta concentración de votos posiciona a Kast en una ventaja estructural, transformando el balotaje en un referéndum sobre la capacidad de la izquierda para cohesionar el voto progresista y de centro.

La sólida base de la oposición

La magnitud de este bloque opositor no solo es un dato coyuntural, sino una señal histórica. El informe de DecideChile subraya que la suma de los tres candidatos de derecha (Kast, Matthei y Kaiser) en la primera vuelta de 2025 representa el mayor porcentaje de apoyo conjunto a ese sector desde la elección presidencial de 1946, una marca que dimensiona la actual polarización del país. En sintonía con esto, diversos analistas coinciden en que la derecha en su conjunto ya parte con un piso de respaldo superior al 50% de cara a la segunda vuelta, según reportó El País.

La simulación de DecideChile parte de supuestos que, aunque conservadores, son difíciles de rebatir: el 100% de los votantes de Kast y Kaiser se traspasarían al republicano, mientras que la base de Jara se mantendría intacta. Manteniendo una participación electoral del 85%, similar a la primera vuelta, el desafío para el oficialismo se vuelve exponencial.

La conclusión es brutal en su frialdad matemática: las posibilidades de victoria para Jeannette Jara son «bastante reducidas». Sin considerar los votos de Kaiser, la candidata necesitaría capturar un gigantesco 70% de los sufragios de los candidatos eliminados para revertir la tendencia y alzarse con la presidencia.

Desafío inédito de la transferencia de votos

El éxito de Kast, por su parte, se basa en una simple consolidación, no en una épica. Si el republicano logra retener el 60% de los votos de las candidaturas fuera del balotaje (excluyendo a Kaiser), el análisis proyecta que podría alcanzar un 58,6% del total, asegurando su triunfo. Incluso si solo retuviera un 30% de esos sufragios, el resultado se mantendría en un estrecho 48,1%, lo que demuestra la necesidad de movilización, pero también la comodidad con la que arranca la carrera.

Ahora bien, la transferencia de votos en Chile es un fenómeno que rara vez sigue líneas ideológicas perfectas, añadiendo una capa de incertidumbre al cálculo de Jara. El académico Charles Thraves de la Universidad de Chile ha examinado a fondo este comportamiento, utilizando la metodología de Inferencia Ecológica para estimar el flujo de sufragios en balotajes anteriores. Su análisis sobre la elección de 2021, por ejemplo, mostró que mientras un 91,4% de los votantes de Sichel se fue con Kast, un 5,8% optó por el otro bloque; y lo más revelador, el 77% de los votantes del populista Franco Parisi se inclinó por Gabriel Boric.

Este precedente metodológico es clave: la masa de votos de la centro-derecha de Matthei no se transferirá automáticamente a Kast con un 100% de eficacia, pero tampoco lo hará a Jara, obligando a la candidata oficialista a diseñar un mensaje profundamente transversal que logre seducir a electores que, ideológicamente, se encuentran muy lejos de su sector.

Regionalismo con mirada al sur

El informe de DecideChile también ofrece una mirada regional que complica aún más el panorama para la candidata Jeannette Jara. Kast muestra una mayor «holgura» territorial en la zona que se extiende desde la Región Metropolitana hacia el sur, lo que se consolida como un bastión para el republicanismo. En contraste, la macrozona norte presenta un desafío para la derecha, donde la suma de los tres candidatos apenas logró superar el 50%.

Este patrón geográfico obliga a Jara a enfocar sus esfuerzos en las regiones del centro y norte, donde el voto de centro y los electores más desapegados de la derecha radical pueden ser la llave para destrabar el 70% de transferencia que necesita. Sin embargo, la movilización de votantes en la zona central, clave en términos demográficos, es incierta.

En definitiva, la segunda vuelta del 14 de diciembre no es solo una elección entre dos candidatos, sino una batalla épica contra la aritmética y la inercia histórica. Jeannette Jara debe lograr una transferencia de sufragios de proporciones monumentales, mientras que José Antonio Kast solo necesita convencer a su base y a una parte crucial del electorado de Matthei para cimentar la ventaja histórica que la derecha chilena labró en la primera vuelta. El resultado dependerá de si el factor «antiderecha» en el centro y la izquierda es lo suficientemente potente como para superar el piso electoral que hoy sustenta la candidatura de Kast.

 

Pablo Ortiz
Pablo Ortiz

Periodista cultural. Cafeinómano y a veces esclavo del FOMO.