Comparativa internacional: Albania busca ser el primer país del mundo sin dinero en efectivo

El reciente anuncio de Albania de convertirse en el primer país del mundo completamente libre de dinero en efectivo ha captado la atención internacional. Si bien la meta de una sociedad sin billetes ni monedas es un tema recurrente en la economía global, Albania se diferencia por poseer una iniciativa gubernamental formalmente declarada, a diferencia de los procesos orgánicos y/o graduales vistos en otras naciones. Es por eso que optamos por hacer una comparativa internacional, entre el modelo albanés y las estrategias de otros países que lideran el camino hacia la digitalización financiera.
El modelo albanés: una apuesta por el liderazgo global
El plan de Albania se basa en una transición impulsada desde el Estado. Así, el primer ministro de Albania, Edi Rama, busca liderar la entrada del país en la Unión Europea para 2030 y anunció un plan para que Albania sea una sociedad sin efectivo para finales de esa década.
Sus pilares incluyen la creación de una infraestructura tecnológica nacional, el desarrollo de un marco legal específico para transacciones digitales y un cronograma de implementación por fases que comienza con los pagos de servicios públicos e impuestos. El objetivo es eliminar progresivamente el efectivo de la circulación en un plazo de diez años. Con esto se busca tener un control más estricto sobre la economía subterránea, la evasión fiscal y el lavado de dinero.
Expertos en ciberseguridad como Besmir Semanaj consideran que el plan de Rama no solo es poco realista, sino también «peligroso». Semanaj recuerda los ciberataques masivos contra instituciones estatales en 2024. Los objetivos incluyeron el sistema e-Albania (el portal de servicios gubernamentales) y las páginas web del Parlamento y del Instituto de Estadística.
Semanaj señala que estos y otros grandes ciberataques de 2022 muestran claramente que Albania no solo es un país muy expuesto, sino que además no cuenta con la arquitectura necesaria para proteger esta infraestructura crítica.
«Incluso los países más avanzados de Europa, como Suecia o Noruega, están reevaluando la necesidad de mantener un mínimo de efectivo en circulación, precisamente por razones de seguridad y preparación ante emergencias o ciberataques», dijo en entrevista al medio DW.
El caso sueco: la transición como fenómeno cultural
Suecia es citada a menudo como el ejemplo más avanzado de una sociedad sin efectivo. Sin embargo, su transición no fue el resultado de una directriz gubernamental, sino de una adopción masiva por parte de la población y las empresas. La facilidad de las aplicaciones móviles como Swish, la alta penetración de tarjetas de crédito y el escepticismo cultural hacia el manejo de dinero físico impulsaron el cambio. A diferencia de Albania, el efectivo no fue prohibido, sino que su uso simplemente se volvió obsoleto. Recientemente, Suecia incluso ha considerado mantener un mínimo de billetes en circulación como medida de contingencia ante posibles fallas tecnológicas o ciberataques.
La estrategia china: la hegemonía del pago móvil
En China, el motor del cambio ha sido la revolución del pago móvil a través de plataformas como Alipay y WeChat Pay. La adopción masiva se produjo en la última década, saltándose la era de las tarjetas de crédito para ir directamente al código QR. A diferencia del modelo albanés, aquí las empresas tecnológicas privadas, que operan con una estrecha colaboración gubernamental, lideraron la transformación. El gobierno chino, por su parte, ha avanzado en su propia moneda digital, el yuan digital (e-CNY), lo que le permite tener un control centralizado de las transacciones, un punto en común con el objetivo albanés, aunque con un enfoque tecnológico distinto.
Así, la ambiciosa propuesta de Albania enfrenta desafíos similares a los de otros países. La inclusión financiera de la población rural y las personas mayores, así como la seguridad cibernética de la nueva infraestructura, son puntos críticos. Mientras países como Suecia y China han evolucionado sus sistemas a lo largo de décadas y con vastos recursos, Albania busca acelerar el proceso de manera más formal.
En conclusión, la iniciativa de Albania representa una nueva estrategia en la digitalización financiera global: un camino formal y decidido, en contraposición a las transiciones orgánicas de países como Suecia o las lideradas por el sector privado en el caso de China. El éxito del modelo albanés se medirá no solo por la eliminación del efectivo, sino también por cómo logre superar los desafíos de seguridad e inclusión que otros han enfrentado en el camino.