Adolescentes de Liberia en peligro por el uso indebido de anticonceptivos de emergencia

La experiencia de Yamah Kollie, una mujer de 36 años residente en el condado de Montserrado, Liberia, al recibir la inesperada noticia de su embarazo, pone de manifiesto una problemática profunda y preocupante en el acceso y uso de anticonceptivos en el país africano. Kollie, quien confiaba en la píldora Microgynon como método preventivo, se enfrentó a la incertidumbre sobre la efectividad del fármaco y la correcta administración del mismo. Su caso no es aislado y revela un sistema donde la falta de asesoramiento médico, la venta sin restricciones y la desinformación convergen para poner en riesgo la salud reproductiva de las mujeres liberianas.
Microgynon, un anticonceptivo oral combinado que actúa inhibiendo la ovulación mediante la acción de hormonas sintéticas, requiere una ingesta diaria y constante para garantizar su eficacia. No obstante, la realidad para muchas mujeres en Liberia, como Kollie, dista mucho de este escenario ideal. La adquisición de anticonceptivos directamente en farmacias locales, sin la mediación de una consulta médica, se ha convertido en una práctica común.
“Nadie me preguntó nada,” recuerda Kollie sobre su experiencia al comprar las píldoras. “Simplemente entré y dije que quería una tableta de planificación familiar, y me la dieron.” Esta falta de supervisión profesional ignora las recomendaciones de organizaciones como la Organización Mundial de la Salud (OMS), que subraya la necesidad de evaluar las condiciones preexistentes de las mujeres antes de prescribir cualquier método anticonceptivo.
El Peligro de la Automedicación y la Falta de Guía Profesional
El desconocimiento sobre la correcta administración de los anticonceptivos es otro factor crítico. Kollie misma admitió su error al creer que la ingesta debía limitarse a un solo ciclo. El doctor Deazee Saywon, ginecobstetra del Centro Médico John F. Kennedy en Liberia, enfatiza la importancia de la consistencia en el uso de Microgynon para suprimir la ovulación y prevenir embarazos. Saywon advierte que la omisión de dosis expone a las mujeres al riesgo de concepción y recalca la necesidad de un acompañamiento médico continuo. “Hemos abogado consistentemente por la consulta directa con los proveedores de atención médica,” afirma, señalando que la desinformación es un caldo de cultivo para el uso incorrecto o el abandono de los métodos anticonceptivos.
Barreras de Acceso y la Normalización de la Venta Sin Receta
En Liberia, la venta libre de una amplia gama de anticonceptivos es una práctica extendida, a menudo desprovista de cualquier tipo de asesoramiento médico. En muchas comunidades, tanto urbanas como rurales, la idea de acudir a un centro de salud para acceder a servicios de planificación familiar aún no está arraigada. Factores como el costo, el estigma social y las largas distancias hasta los centros de salud actúan como barreras significativas, disuadiendo a las mujeres de buscar orientación profesional.
Jewel Tarpeh Kollie, oficial de salud del condado de Montserrado, reconoce que los datos oficiales subestiman el uso de anticonceptivos, ya que solo registran a quienes visitan los centros de salud. “La gente busca anticonceptivos sin el asesoramiento adecuado, lo que lleva al abandono y a la desinformación,” explica.
Consecuencias Graves: El Abuso de Anticonceptivos de Emergencia
La situación se agrava con el mal uso de anticonceptivos de emergencia. Naomi Tulay-Solanke, fundadora de la Iniciativa de Salud Comunitaria, alerta sobre la práctica alarmante de adolescentes que utilizan misoprostol, un fármaco destinado a la interrupción del embarazo, como un método anticonceptivo regular. “Lo están usando como un anticonceptivo regular, lo cual es peligroso,” explica Tulay-Solanke, advirtiendo sobre las graves alteraciones hormonales que esta práctica puede acarrear. “Lo toman cada mes o cada vez que tienen relaciones sexuales sin protección,” añade.
Benetta Andrews, presidenta del Consejo Médico y Dental de Liberia, condena enérgicamente la venta no regulada de anticonceptivos, calificándolos como “medicamentos especializados” cuya dispensación sin una evaluación médica adecuada es ilegal. Andrews atribuye este problema a una regulación deficiente y exhorta a la ciudadanía a denunciar estas irregularidades. “Las comunidades deben empoderarse para exigir mejores prácticas de salud y responsabilizar a los proveedores,” declaró a SciDev.Net. Activistas como Tulay-Solanke, a través de la Red de Amplificación de Derechos, una alianza por los derechos de salud sexual y reproductiva, están impulsando la aprobación de la Ley de Salud Pública para supervisar el acceso a los anticonceptivos y garantizar su uso correcto. Consideran que la educación y la reforma de políticas deben ir de la mano para abordar el extendido problema del uso indebido.
Este panorama se presenta en un contexto de creciente preocupación ante posibles recortes en la ayuda sanitaria global por parte de Estados Unidos, lo que podría impactar severamente los servicios de planificación familiar en países de bajos y medianos ingresos, como Liberia, cuya infraestructura sanitaria depende en gran medida de la asistencia extranjera. La falta de acceso a información y servicios adecuados podría exacerbar aún más los riesgos para la salud reproductiva de las mujeres liberianas.