Especialista explica las posibles «señales de vida» detectadas en el exoplaneta K2-18b

La semana pasada, la comunidad astronómica se vio sacudida por un anuncio que resonó a través de los observatorios y las salas de redacción: un equipo liderado por la Universidad de Cambridge detectó lo que podrían ser las primeras señales de vida en otro planeta. Específicamente, el análisis de la atmósfera del exoplaneta K2-18b reveló la presencia de moléculas que, hasta donde sabemos, son producidas en la Tierra por organismos biológicos.

Si bien los investigadores y los expertos han mantenido una cautela palpable al referirse a este descubrimiento, enfatizando que se trata de «posibles signos» y no de una confirmación de vida extraterrestre, la noticia ha desatado una ola de especulaciones e intensos debates dentro de la comunidad científica. La posibilidad, aunque remota por el momento, de haber encontrado un indicio de vida más allá de nuestro planeta natal es, sin duda, un hito de proporciones cósmicas.

Un planeta «puente» en la zona habitable

Laura Schaefer, profesora asistente de Ciencias de la Tierra y Planetarias en la Escuela de Sostenibilidad Doerr de Stanford, subraya la trascendencia de la mera existencia de estas observaciones. «Esta es una de las primeras detecciones atmosféricas de un planeta que es relativamente pequeño, en comparación con los gigantes gaseosos, y que tiene el potencial de ser un planeta habitable», explica Schaefer.

Actualmente, el análisis de la luz estelar que atraviesa la atmósfera de un exoplaneta se erige como una de las pocas ventanas que poseemos para escudriñar la posible existencia de vida en mundos lejanos. Resulta paradójico que aún carezcamos de la tecnología necesaria para analizar las atmósferas de planetas que sean simultáneamente similares a la Tierra y que orbiten a la distancia precisa de sus estrellas para albergar vida tal como la conocemos. K2-18b, para bien y para mal, es demasiado masivo para ser considerado un gemelo terrestre, lo que paradójicamente facilita el análisis de su atmósfera, al tiempo que se sitúa dentro de la denominada «zona habitable» de su estrella.

Dimetil sulfuro y disulfuro de dimetilo: ¿huellas de vida?

El hallazgo crucial de esta investigación radica en la detección tentativa de dos moléculas: el dimetil sulfuro (DMS) y el disulfuro de dimetilo (DMDS). Estos compuestos revisten un interés particular ya que, en nuestro planeta, su producción está intrínsecamente ligada a la actividad biológica, específicamente al fitoplancton oceánico.

Como señala Clara Sousa-Silva, astrobióloga molecular del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) que no participó en el estudio, «la detección de DMS es significativa porque en la Tierra, este gas es producido casi exclusivamente por la vida». No obstante, Sousa-Silva también advierte sobre la necesidad de considerar otras posibles fuentes no biológicas, aunque hasta el momento, estas parecen menos probables para explicar la abundancia observada.

Un signo débil que requiere confirmación

Un aspecto crucial a considerar es la fragilidad de estas moléculas en un entorno atmosférico expuesto a la radiación estelar. Para que se detecte una señal de esta magnitud, se requeriría una producción constante y significativa de estas moléculas desde la superficie del planeta, lo que implicaría no solo la presencia de biología, sino una actividad biológica considerable.

Además, es importante destacar que el dimetil sulfuro no es una molécula exhaustivamente estudiada en laboratorios terrestres, lo que implica que nuestros modelos atmosféricos podrían carecer de datos cruciales para comprender completamente sus posibles vías de formación abiótica. Como apunta Nikku Madhusudhan, líder del equipo de investigación de Cambridge, «necesitamos más investigación y datos de laboratorio sobre estas moléculas para confirmar inequívocamente su origen biológico en K2-18b».

La Llarga espera y el futuro de la exploración exoplanetaria

Ubicado a la considerable distancia de 120 años luz, K2-18b presenta desafíos inherentes para su estudio detallado. Las observaciones realizadas con el Telescopio Espacial James Webb (JWST) representan un avance significativo en esta dirección. La posibilidad de dedicar más tiempo de observación con el JWST podría permitir obtener señales más nítidas y buscar otras longitudes de onda que ofrezcan información complementaria. El Telescopio Espacial Hubble también podría aportar datos valiosos en este esfuerzo.

Sin embargo, la comunidad científica también mira hacia el futuro, depositando sus esperanzas en la próxima generación de telescopios terrestres gigantes y, especialmente, en el observatorio Habitable Worlds de la NASA, actualmente en fase de planificación y diseñado específicamente para realizar este tipo de observaciones. «Estamos en la cúspide de una nueva era en la exploración de exoplanetas», afirma Avi Loeb, profesor de astronomía de la Universidad de Harvard, quien aunque no estuvo involucrado en este estudio, ha sido un defensor de la búsqueda de biofirmas en otros mundos. «Cada nueva detección nos acerca un poco más a responder la pregunta fundamental de si estamos solos en el universo».

¿Estamos ante la puerta de los extraterrestres?

A pesar del entusiasmo generado, la respuesta a la pregunta de si estas moléculas son una prueba irrefutable de vida extraterrestre sigue siendo, con alta probabilidad, un rotundo no. La detección constituye una sugerente pista, un indicio tentador de lo que podría ser una biofirma. Sin embargo, la prudencia científica exige cautela ante afirmaciones extraordinarias.

Este primer análisis de los nuevos datos observacionales está abriendo un camino inexplorado. A medida que estos datos se hagan accesibles a una comunidad científica más amplia, es plausible que surjan otras interpretaciones, tanto de la detección en sí como de la hipótesis de que estas moléculas sean inequívocamente de origen biológico. La búsqueda de vida más allá de la Tierra es un camino largo y sinuoso, y este fascinante hallazgo en K2-18b representa un emocionante, aunque aún incierto, paso adelante.

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Nicolás Verdejo
Nicolás Verdejo

Periodista. Director de Under Express.