Viajar a Argentina: entiende cómo el nuevo tipo de cambio impacta tu dinero

Argentina ha transitado más de un año desde la histórica decisión de poner fin a su «cepo cambiario», un sistema de restricciones al acceso a divisas que se mantuvo vigente por casi catorce años y que, para muchos, se convirtió en un símbolo de las distorsiones económicas del país. La medida, implementada por el gobierno del presidente Javier Milei en diciembre de 2023, fue presentada como un paso fundamental hacia la normalización de la economía y la eliminación de «aberraciones» que frenaban el desarrollo, según las declaraciones oficiales de entonces, ampliamente reportadas por la prensa local e internacional.
El cepo cambiario, con sus múltiples capas de regulaciones, impuestos y restricciones, limitaba drásticamente la capacidad de ciudadanos y empresas para comprar dólares al tipo de cambio oficial. Esta política buscaba desesperadamente contener la salida de divisas y proteger las exiguas reservas del Banco Central. Sin embargo, generó un floreciente mercado paralelo («dólar blue») donde se negociaba la divisa a un valor significativamente mayor, creando una brecha cambiaria que distorsionaba precios, desalentaba la inversión y complicaba el comercio exterior, como fue profusamente analizado por economistas en medios como Clarín y La Nación.
Las reglas del juego bajo el cepo eran intrincadas: límites mensuales de compra de apenas 200 dólares por persona, recargos impositivos que elevaban el costo final de la divisa oficial, y restricciones para usar tarjetas de crédito en el exterior sin penalizaciones, empujando a muchos a operar en el mercado informal para obtener un tipo de cambio más conveniente para gastos o viajes. «Nos deshicimos de una aberración que nunca debería haber existido. Hemos liberado el mercado de cambio tal como lo habíamos prometido y sin especulación política», sostuvo el presidente Javier Milei al anunciar el levantamiento, una frase que resonó en todos los titulares.
El costo para la economía real
El impacto del cepo trascendió la mera dificultad para acceder a dólares. Según explicaciones recurrentes de analistas económicos en la prensa especializada, como los consultados por Infobae y Bloomberg, el control cambiario desincentivaba la actividad productiva, especialmente las exportaciones. Al obligar a los exportadores a liquidar sus ingresos en divisas al tipo de cambio oficial, muy por debajo del valor de mercado, el Estado capturaba de facto una porción de sus ganancias. «Si usted iba a exportar, por ejemplo, por un millón de dólares, ese millón de dólares no entraba a su cuenta, sino que lo capturaba el gobierno y a usted le daba un valor en pesos convertido a dólar oficial, por debajo del valor de mercado», explicó recientemente Pablo Lacoste, académico de la Usach. Este mecanismo fue señalado como una de las causas profundas del estancamiento económico crónico que afectó a Argentina durante más de una década.
El levantamiento del cepo buscaba eliminar esta distorsión, permitiendo que el tipo de cambio reflejara más fielmente las fuerzas del mercado y, en teoría, estimular así las exportaciones y atraer inversiones. Sin embargo, la transición no ha sido sencilla y el panorama económico a más de un año de la medida presenta complejidades adicionales, ampliamente cubiertas por los medios. Reportes económicos de medios como Clarín y La Nación durante 2024 y principios de 2025 han documentado el profundo proceso recesivo que atraviesa el país, con caídas significativas en la actividad industrial y el consumo, a pesar de la eliminación de las restricciones cambiarias.
La persistencia de una altísima inflación, aunque con una tendencia a la baja según cifras oficiales del INDEC citadas por Reuters, continúa erosionando el poder adquisitivo y añadiendo volatilidad al escenario económico. Este contexto macroeconómico ha matizado los beneficios esperados de la liberación cambiaria.
Aprendiendo de la historia reciente
La decisión de Milei no fue el primer intento de Argentina por desmantelar el cepo. El gobierno de Mauricio Macri ya lo había intentado en 2015. Aquel intento se encontró con una rápida equiparación del dólar oficial al valor del «blue», generando una fuerte devaluación que, sin el respaldo fiscal y de reservas adecuado, derivó en una crisis económica y una fuerte crítica a la gestión de Macri en materia económica, un episodio recordado y analizado en múltiples crónicas periodísticas de la época y posteriores.
La estrategia de Milei, según análisis publicados en medios como El Cronista y La Política Online, buscó diferenciarse de la experiencia de Macri. «Milei aprendió de la experiencia de Macri y se propuso desde el primer momento sacar el cepo, pero sabía que antes tenía que enderezar el barco escorado», comentó Lacoste en análisis previos que aún resuenan. La clave, según esta perspectiva, fue priorizar el saneamiento de las cuentas públicas, buscando el equilibrio fiscal y deteniendo la emisión monetaria descontrolada antes de liberar el tipo de cambio.
La acumulación de reservas en el Banco Central, un objetivo central del gobierno de Milei, ha sido un tema de seguimiento constante en la prensa económica. Cifras del Banco Central difundidas por agencias como Reuters y Bloomberg muestran una mejora significativa en las reservas netas desde la asunción del nuevo gobierno, un factor que, junto al apoyo del Fondo Monetario Internacional (FMI) reportado por agencias internacionales, el gobierno considera crucial para dar sostenibilidad al nuevo régimen cambiario y prevenir una corrida como la ocurrida en 2015.
El impacto actual en el turista chileno
Argentina sigue siendo uno de los destinos más visitados por los chilenos, especialmente en períodos como la Semana Santa. La eliminación del cepo cambiario ha alterado las condiciones para estos visitantes, aunque el impacto final es objeto de debate y análisis en la prensa, como los artículos de turismo en portales como EMOL en Chile o secciones de turismo en diarios argentinos.
El cambio más evidente y positivo para el turista, inicialmente, fue la posibilidad de operar con un tipo de cambio más cercano al valor de mercado en el circuito formal, eliminando la dependencia casi exclusiva del «dólar blue». «Ahora va a ser un poco más favorable para un chileno estar en Argentina pagando un hotel, pagando un restaurante o hacer compras», señalaba Lacoste tras la medida, refiriéndose a que el tipo de cambio «sincerado» solucionaba el «atraso cambiario» del peso. Esta posibilidad de usar tarjetas de crédito con una cotización más competitiva que el antiguo dólar oficial turismo fue un beneficio inmediato.
Sin embargo, la alta inflación en dólares que siguió a la devaluación y liberación cambiaria, un fenómeno reportado consistentemente por medios económicos, ha generado un nuevo escenario. Si bien la posibilidad de operar en el circuito formal fue un avance, reportes de prensa especializada y cámaras de turismo locales, citados por medios como Infobae, señalaron que la fuerte suba de precios internos, medida en dólares, atenuó rápidamente el «efecto conveniencia» que ofrecía el tipo de cambio blue en su momento de mayor brecha. Esto significa que, si bien es más fácil y transparente cambiar dinero o pagar, Argentina podría no ser percibida como tan «barata» en dólares como lo fue durante ciertos picos de la brecha cambiaria del cepo.
Precios y previsibilidad: el nuevo desafío
Las estadísticas de turismo, difundidas por organismos oficiales y reportadas en la prensa, muestran flujos de visitantes que se adaptan a esta nueva realidad. La mayor previsibilidad en el tipo de cambio oficial es un punto a favor para la planificación del viaje, contrastando con la constante fluctuación del «dólar blue» que regía antes. Sin embargo, el desafío para el turista chileno ahora reside en la escalada de precios internos en Argentina, que puede hacer que ciertos servicios y productos resulten menos económicos de lo esperado, a pesar de un tipo de cambio más transparente.
El fin del cepo cambiario en Argentina ha simplificado las operaciones de divisas para el turista chileno y ha eliminado una importante distorsión económica, un logro destacado por el gobierno y analistas. No obstante, la conveniencia final del viaje ahora está más ligada a la compleja batalla de Argentina contra la inflación interna y la recesión, factores que la prensa continúa monitoreando y que definen el costo real de la experiencia turística más allá del tipo de cambio, ofreciendo un panorama mixto para quienes planean cruzar la cordillera en los próximos meses.