Trump cede ante la presión y firma la ley para divulgar los archivos del caso Epstein

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, rubricó en la noche de este miércoles la ley que exige la divulgación de los archivos relacionados con el convicto sexual fallecido, Jeffrey Epstein. La decisión, comunicada por el propio mandatario en su plataforma Truth Social, marca un giro radical en su posición inicial, que hasta hace poco se había mostrado reacia a la legislación. «ACABADO DE FIRMAR LA LEY PARA DIVULGAR LOS ARCHIVOS EPSTEIN», proclamó con mayúsculas el exmandatario, ahora presidente, en una movida que busca apaciguar las crecientes presiones que conectan su órbita con la escandalosa trama.

La legislación, denominada formalmente Ley de Transparencia de los Archivos Epstein, exhibió un inusual consenso bipartidista en el Capitolio. La Cámara de Representantes la aprobó el martes con una votación abrumadora de 427 votos a favor y solo uno en contra, mientras que el Senado hizo lo propio de forma unánime. El líder de la minoría demócrata, Chuck Schumer, impulsó una moción que permitió que el proyecto se remitiera directamente a la Casa Blanca sin dilaciones, forzando la mano del Ejecutivo.

A pesar de ceder a la voluntad del Congreso, Trump no escatimó en retórica para intentar desviar el foco. En su declaración, acusó a los demócratas de utilizar el caso Epstein, que según él les afecta «mucho más» que al Partido Republicano, para intentar «desviar la atención de nuestras INCREÍBLES victorias». Esta narrativa se inserta en una estrategia de minimización, que contrasta fuertemente con la casi totalidad del respaldo legislativo que recibió la ley, un testimonio del peso que la transparencia tiene en la opinión pública, tanto estadounidense como global.

Vuelco inesperado en la Casa Blanca

La firma de Trump llega después de más de cuatro años de intensa campaña por la transparencia. Este clamor no provino únicamente de la oposición política, sino principalmente de las familiares de las víctimas de Epstein, quienes han luchado incansablemente para que la luz de la justicia ilumine a posibles cómplices y determine responsabilidades penales. Para las sobrevivientes, la promulgación de esta ley es un paso crucial en su largo camino. Spencer T. Kuvin, abogado que ha representado a varias denunciantes, señaló a medios estadounidenses que «la esperanza es que estos archivos finalmente revelen el alcance de la red de Epstein y permitan a la justicia perseguir a los cómplices en todos los niveles, sin importar su poder político o económico». Esta perspectiva legal subraya que la ley no es el final del proceso, sino la herramienta necesaria para que la justicia, finalmente, pueda operar.

La fiscal general, Pam Bondi, una figura cercana al presidente en el pasado, adelantó que el Departamento de Justicia dispone de un plazo de hasta 30 días para liberar la totalidad de los archivos. El contenido de estos documentos se presume explosivo, pues se espera que detallen la logística, los contactos y los mecanismos que permitieron a Epstein operar impunemente su red de abuso sexual durante décadas, en la que participaron figuras de la élite política, empresarial y cultural.

El giro del mandatario no fue solo una reacción al consenso, sino una respuesta directa a la presión generada por la liberación de información clave. La semana anterior, un grupo de demócratas de la Cámara Baja adelantó unos 20.000 archivos que, según reportes de AFP y CNN, incluían correspondencia donde el pederasta fallecido aseguraba que Trump tenía conocimiento de sus crímenes e, incluso, que había pasado «horas» con una de las víctimas en su mansión. Esta filtración, si bien de origen político, puso contra las cuerdas al presidente, haciendo insostenible su postura de bloqueo.

Cuatro años de clamor por transparencia

El drástico cambio en la postura de Trump, que semanas antes había expresado su rechazo, fue analizado por la prensa como una «retirada táctica» forzada. Analistas políticos, como los citados por The Washington Post, interpretaron el movimiento como una necesidad de ceder ante un tema que había generado una presión mediática y legal sin precedentes. Mantener el bloqueo se había convertido en una «responsabilidad política insostenible» ante la opinión pública global, que demandaba conocer la verdad detrás de las acusaciones de encubrimiento.

El historial de Trump en el manejo del tema Epstein ha sido consistentemente polémico. El pasado viernes, el mandatario republicano mostró un temperamento agresivo ante los señalamientos en su contra. De forma notoria, le ordenó a una reportera que se callara y la llamó «cerdita» cuando ella le preguntó sobre los archivos que lo involucraban. Este tipo de reacción no solo añade más drama al contexto político, sino que refuerza la percepción de que el caso Epstein es una bomba de tiempo para muchos en el círculo del poder.

La importancia de los archivos divulgados trasciende el ámbito político estadounidense, ya que la red de Epstein se extendía por múltiples países, con ramificaciones en Europa y el Caribe. El portal Under Express, en su visión global, subraya que la transparencia en este caso es una exigencia universal que afecta la credibilidad de las élites en todo el mundo. La ley no solo busca justicia para las víctimas de EE. UU., sino que podría proporcionar pistas fundamentales para que otras jurisdicciones avancen en sus propias investigaciones.

La sombra de la red de Epstein y el poder

El papel de la dirigencia demócrata, liderada por Chuck Schumer en el Senado, al agilizar la aprobación sin necesidad de una segunda votación, demostró la rara capacidad del Congreso para unirse en torno a un tema de justicia social. Al final, la presión de las víctimas y la evidencia potencial de encubrimiento superaron la habitual división partidista. Fue un triunfo de la transparencia sobre la polarización política.

Los 20.000 archivos que ahora están a un máximo de 30 días de su publicación son una cifra escalofriante. Representan una cantidad masiva de información que podría cimentar la identificación de los llamados «co-conspiradores», aquellas personas que facilitaron, participaron o se beneficiaron de los crímenes de Epstein. El peso de esta documentación podría impactar no solo carreras políticas, sino también la reputación de instituciones financieras y medios de comunicación que pudieron haber pasado por alto o ignorado las actividades delincuenciales del financista.

El mundo, y especialmente la comunidad chilena atenta a los temas de justicia internacional, observa con expectación los próximos pasos del Departamento de Justicia. La Ley de Transparencia de los Archivos Epstein es un hito legislativo y un logro para la sociedad civil. No obstante, la verdadera prueba de fuego será la calidad, la integridad y la celeridad con la que se divulgue la información, y si esta conducirá a la rendición de cuentas de aquellos que, hasta ahora, han operado en las sombras de la impunidad.

Pablo Ortiz
Pablo Ortiz

Periodista cultural. Cafeinómano y a veces esclavo del FOMO.