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El expresidente francés Nicolas Sarkozy ingresó esta mañana en la cárcel parisina de la Santé para cumplir una pena de cinco años de prisión por asociación ilícita, impuesta por un tribunal de París en septiembre. Con este hecho, se convierte en el primer exjefe de Estado francés entre rejas desde el final de la Segunda Guerra Mundial, siguiendo los pasos de Philippe Pétain, quien acabó encarcelado al término del conflicto por colaborar con la Alemania nazi. Además, será el primero de un país ya dentro de la Unión Europea.
Defendiendo su inocencia, Sarkozy escribió esta mañana en la red social X: «Esta mañana encierran a un inocente». Aseguró que «La verdad triunfará», aunque lamentó que «el precio a pagar habrá sido abrumador».
Su abogado, Christophe Ingrain, aclaró a la radio Europe 1 que su cliente «A las 10 horas estará en prisión», donde, «pase lo que pase», permanecerá «entre tres semanas y un mes», en referencia a la solicitud de libertad condicional que presentará rápidamente. Sus abogados tienen la facultad de solicitar su libertad condicional desde el momento en que pise la cárcel, dado que ya tiene 70 años. La justicia tendrá dos meses para resolver dicha solicitud.
El encarcelamiento estuvo acompañado de controversia, pues el también marido de la cantante Carla Bruni cuestionó que el tribunal ordenara su ingreso en prisión sin esperar el resultado de su recurso. El juicio en apelación debe celebrarse en los próximos meses. Mientras ingresaba, la agencia francesa AFP reportó que varios presos gritaron desde sus celdas: «¡Oh, bienvenido Sarkozy!» y «¡Está Sarkozy!».
Para evitar el contacto con otros detenidos y eventuales fotos, el exmandatario francés, nacido el 28 de enero de 1955, ocupará probablemente una de las 15 celdas de nueve metros cuadrados del área de aislamiento de la Santé, según agentes penitenciarios. De este modo, seguirá los pasos de otros famosos presos que pasaron por esta cárcel, como el venezolano Carlos «El Chacal», condenado por atentados en los años setenta y ochenta, o el dictador panameño Manuel Antonio Noriega.
La condena por asociación ilícita se concreta por permitir que allegados suyos se acercaran a la Libia de Muamar Gadafi, fallecido en 2011, para obtener fondos con el fin de financiar ilegalmente la campaña de 2007 que lo llevó al poder.
Este encarcelamiento choca con la imagen de mano dura contra los delincuentes que este animal político se forjó como ministro del Interior entre 2005 y 2007, cargo que lo catapultó a la presidencia. Esta condena no es la primera contra el conservador, que ya portó una tobillera electrónica a inicios de año. Suma otras dos por corrupción, tráfico de influencias y financiación ilegal de campaña en 2012, y también tiene otras causas abiertas.
Aunque seis de cada 10 franceses consideran «justa» su entrada en prisión, según un sondeo reciente, sus críticas a la presunta politización de los jueces le cosecharon apoyos en sectores de la derecha y la ultraderecha. La fiscalía abrió una investigación por amenazas en las redes sociales contra la magistrada del caso, e incluso el presidente actual, el centroderechista Emmanuel Macron, se vio obligado a defender a la justicia.