Ocomtún: arqueólogos descubren una monumental ciudad maya perdida

En el corazón de la selva de Campeche, en un área tan densa e inexplorada que durante décadas fue un simple vacío en los mapas arqueológicos, un equipo de investigadores ha desvelado los restos de una monumental ciudad maya. Bautizada como Ocomtún, que en maya yucateco significa ‘columna de piedra’, este hallazgo no solo añade un nuevo y fascinante capítulo a la historia de esta civilización, sino que también reafirma el poder de la tecnología para rasgar el velo del tiempo y mostrarnos los secretos que la naturaleza ha guardado celosamente durante más de un milenio.

El descubrimiento fue liderado por el arqueólogo Ivan Ṡprajc, del Centro de Investigaciones de la Academia Eslovena de Ciencias y Artes, como parte de un proyecto del Consejo de Arqueología del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de México. La clave del éxito residió en el uso de la tecnología LiDAR (Light Detection and Ranging), un sistema de mapeo láser aéreo que permite «eliminar» digitalmente la vegetación para revelar con una precisión asombrosa las estructuras que se ocultan debajo. Las imágenes iniciales mostraron una concentración anómala de construcciones prehispánicas en una península de terreno elevado, rodeada por extensos humedales, dentro de la reserva ecológica de Balamkú.

Lo que siguió a la revelación digital fue una ardua expedición terrestre para confirmar los hallazgos. Los investigadores se adentraron en la selva para encontrarse cara a cara con lo que las imágenes láser sugerían: una urbe imponente. El sitio cuenta con estructuras piramidales de más de 15 metros de altura, numerosas plazas, un juego de pelota y una compleja red de calzadas. La presencia de múltiples columnas de piedra cilíndricas, que dan nombre al sitio, sugiere que alguna vez fueron las entradas a las habitaciones de los edificios principales. Este núcleo monumental indica que Ocomtún fue, con toda probabilidad, un centro rector de gran importancia en la región de las Tierras Bajas Centrales durante el periodo Clásico Tardío (600-900 d.C.).

La tecnología que reescribe la historia

El uso de la tecnología LiDAR no es nuevo en la arqueología maya, pero cada nuevo descubrimiento subraya su capacidad transformadora. Este método funciona emitiendo pulsos de láser desde una aeronave hacia el suelo; los sensores miden el tiempo que tarda cada pulso en regresar, creando un mapa topográfico tridimensional de una precisión centimétrica. Para los arqueólogos que trabajan en entornos como la selva de Campeche, esto es revolucionario. Permite identificar en cuestión de meses lo que con métodos tradicionales de exploración a pie podría haber llevado décadas, o simplemente haber sido imposible.

Este «escaneo» aéreo no solo localizó el núcleo de Ocomtún, sino que también reveló una densidad de estructuras y modificaciones humanas del paisaje que apuntan a una sociedad compleja y bien organizada. Los materiales cerámicos recuperados en la superficie durante la exploración inicial han sido fechados preliminarmente entre el 600 y el 800 d.C. Sin embargo, los mismos materiales también ofrecen pistas sobre el final de la ciudad. La evidencia sugiere un colapso demográfico y social alrededor del año 1000 d.C., un patrón que coincide con el conocido «colapso maya», cuando muchas de las grandes ciudades de las tierras bajas del sur fueron abandonadas.

Los hallazgos en Ocomtún podrían ofrecer datos cruciales para comprender mejor este enigmático periodo de la historia maya. El análisis de su arquitectura, su organización urbana y los artefactos que aún yacen bajo tierra permitirá a los especialistas reconstruir la vida de sus habitantes y, quizás, entender las presiones económicas, políticas o medioambientales que llevaron a su declive. La ciudad, que permaneció como un fantasma bajo el dosel de la selva, ahora empieza a contar su historia.

Un rompecabezas en el corazón de un territorio inexplorado

El significado de Ocomtún trasciende sus impresionantes estructuras. Su ubicación, a medio camino entre las regiones de los Chenes y el Río Bec, dos estilos arquitectónicos mayas bien conocidos, la convierte en una pieza clave para entender las interacciones políticas y culturales en esta vasta área. Las características arquitectónicas del sitio muestran elementos de ambas regiones, pero también rasgos peculiares que podrían definir un estilo propio, lo que sugiere un alto grado de autonomía y poder.

El trabajo en Ocomtún apenas comienza. Lo que LiDAR ha revelado es el esqueleto de la ciudad; ahora corresponde a la arqueología tradicional, con sus meticulosas excavaciones, añadir la carne a esos huesos. Cada pozo de sondeo, cada fragmento de cerámica y cada estructura analizada ofrecerá nueva información sobre el comercio, la dieta, la religión y la organización social de sus habitantes. Este descubrimiento no es un punto final, sino un emocionante punto de partida.

En un mundo donde a menudo sentimos que ya no quedan lugares por descubrir, el hallazgo de Ocomtún nos recuerda que nuestro pasado todavía guarda inmensos secretos. Demuestra que la combinación de la curiosidad humana y la innovación tecnológica puede seguir expandiendo nuestras fronteras del conocimiento, permitiéndonos dialogar con civilizaciones que creíamos silenciadas por el tiempo. La ‘columna de piedra’ ha emergido de la selva para recordarnos la magnificencia de la cultura maya y todo lo que aún nos queda por aprender de ella.

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Nicolás Verdejo
Nicolás Verdejo

Periodista. Director de Under Express.